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Diagnóstico clínico de la adenopatía

Pruebas y tests para diagnosticar adenopatías en niños y adultos, síntomas y medicamentos para linfadenopatía.

Adenopatía poplítea (rodilla)
La adenopatía es un hallazgo común durante un examen médico general. Puede causar preocupación, ya que puede ser un signo de afecciones graves como el cáncer o infecciones como el VIH o la tuberculosis. Sin embargo, la mayoría de los casos de linfadenopatía son benignos. Para tomar decisiones clínicas sobre qué casos requieren evaluación inmediata y exhaustiva y cuáles pueden ser solo objeto de observación, es importante comprender la función, ubicación, descripción y causas del agrandamiento de los ganglios linfáticos.

CÓMO SE DIAGNOSTICAN LAS ADENOPATÍAS


Un historial clínico detallado y un examen físico son fundamentales para evaluar la linfadenopatía. La extensión del examen dependerá de los síntomas. Por ejemplo, un paciente con adenopatía cervical posterior, dolor de garganta y fatiga extrema puede requerir únicamente una revisión cuidadosa de su historial, un examen superficial y una prueba de mononucleosis. Por el contrario, una persona con adenopatía generalizada y fatiga requeriría una investigación más profunda.

Para diagnosticar correctamente la causa de la adenopatía es necesario desarrollar diversas revisiones:

1) Palpación de los ganglios

La adenopatía se palpa a nivel de los ganglios linfáticos superficiales, según esta lista: carótido-yugulares, submandibulares, post-cervicales, supraclaviculares, axilares, epitrocleares, inguinales y retrocrurales. Aunque el diagnóstico es sencillo, determinar su naturaleza patológica es más difícil.

Cuando los médicos detectan ganglios linfáticos inflamados sin una razón clara, consideran varias posibilidades. Es como tratar de entender una fiebre o una tasa de sedimentación elevada. En la mayoría de los casos, se debe a una infección, un tipo de cáncer o un problema del sistema inmunológico. Algunos médicos han establecido el acrónimo CHICAGO para recordar las posibles causas (Cánceres, síndromes de Hipersensibilidad, Infecciones, enfermedades del tejido Conectivo, trastornos linfoproliferativos Atípicos, enfermedades Granulomatosas, Otras causas diversas). [2]

Otra fórmula similar para recordar las posibles causas de las adenopatías es el acrónimo MIAMI: Malignidades, Infecciones, trastornos Autoinmunes, afecciones Misceláneas (diversas) e inusuales, y causas Iatrogénicas (afección o enfermedad que es causada o empeorada por un tratamiento médico o por la atención médica en sí). [6]

Las características que pueden indicar una causa patológica son:

* Tamaño de la adenopatía mayor a 1 cm.
* Ganglios a menudo aislados
* Unilateralidad (solo un lado).
* La firmeza o dureza, y más raramente estar fijos en un plano profundo sugiere malignidad.
* La sensibilidad o inflamación suele deberse a una causa infecciosa.

Las adenopatías inguinales bilaterales son comunes y frecuentes entre los niños y adolescentes, así como las axilares bilaterales en las mujeres premenopáusicas.

Los factores de riesgo de malignidad (cáncer) son: edad mayor de 40 años, sexo masculino, raza blanca, ubicación supraclavicular de los ganglios y presencia de síntomas sistémicos como fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso inexplicable. Los ganglios supraclaviculares, poplíteos e ilíacos palpables son anormales, al igual que los ganglios epitrocleares de más de 5 mm de diámetro. [6]

Algunas adenopatías en lugares más profundos del cuello uterino pueden detectarse mediante ecografía. Si no es posible detectar la adenopatía mediante las técnicas mencionadas, se puede intentar mediante una biopsia. En caso de duda, se hace una observación progresiva.

El descubrimiento de una adenopatía entraña la palpación sistemática de todos los ganglios linfáticos, la búsqueda de hepatoesplenomegalia (hígado y bazo agrandados) y un examen ORL (de amígdalas). Se finaliza con un esquema donde se anotan todos los resultados expresados en centímetros.

Desde el principio, se debe especificar el carácter aislado o agrupado, el tamaño, la evolución, y la sintomatología asociada:

* Existencia de una entrada infecciosa en la zona de drenaje
* Síntomas generales como fiebre, prurito, sudoración, pérdida de peso.

2) Diagnóstico clínico diferencial

Conocer el historial del paciente y los resultados de las pruebas de laboratorio ayuda a descubrir lo que hay detrás de los ganglios linfáticos inflamados. Por ejemplo, si alguien tiene dificultades para absorber nutrientes, podría deberse a afecciones como la enteropatía sensible al gluten, la enfermedad de Crohn, la amiloidosis o la enfermedad de Whipple.

Los trastornos como la artritis reumatoide, el lupus, la granulomatosis de Wegener o la enfermedad de Whipple podrían causar ganglios linfáticos inflamados junto con dolor en las articulaciones. Los problemas renales y los ganglios linfáticos inflamados también pueden estar relacionados. [2]

El patrón y la distribución de la adenopatía pueden proporcionar información clínica valiosa para el diagnóstico. La adenopatía puede ser generalizada o localizada. La linfadenopatía generalizada implica la presencia de ganglios linfáticos agrandados en dos o más ubicaciones no contiguas. La adenopatía localizada ocurre en grupos contiguos de ganglios linfáticos, reflejando el drenaje linfático en esa área.

Los propios ganglios pueden ser dolorosos o indoloros, fijos o móviles, solitarios o agrupados. Hay indicios adicionales para el diagnóstico que provienen de los síntomas acompañantes, el historial del paciente (edad, sexo, exposición a enfermedades infecciosas, toxinas, medicamentos, hábitos) y los síntomas específicos relacionados con su ubicación geográfica.

La mayoría de las linfadenopatías son localizadas, y una proporción significativa de ellas (aproximadamente en proporción 3:1) se encuentran en la región de la cabeza y el cuello. En general, todos los casos de linfadenopatía generalizada requieren evaluación clínica, y la presencia de adenopatía agrupada indica una patología significativa. [4]

Aunque no existe un protocolo fijo para la evaluación de laboratorio de la linfadenopatía generalizada inexplicada, los primeros pasos incluyen pruebas como el análisis de sangre completo, la serología del virus de Epstein-Barr y pruebas específicas de diagnóstico, como la prueba de la tuberculina, RPR, radiografía de tórax, antígeno de superficie de hepatitis B y prueba de VIH. Si alguna de estas pruebas arroja un resultado positivo, se inicia el tratamiento adecuado. En ausencia de resultados positivos en las pruebas y con síntomas significativos, se hace una biopsia del ganglio linfático anormal. [6]

ELEMENTOS DE ORIENTACIÓN PARACLÍNICOS (PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO)


1) Biología

* La fórmula leucocitaria (CMB) puede mostrar una linfocitosis, hiperlinfocitosis, mononucleosis, linfoblastosis, o polinucleosis.
* Búsqueda de un síndrome inflamatorio.
* La citopunción (PAAF) es un método de orientación diagnóstica simple y rápido.

2) Imágenes

Permiten la detección de adenopatías profundas, mediastínicas, abdominales, o pélvicas, inaccesibles a un examen clínico. Se realiza, como primer paso, una radiografía de tórax, una ecografía abdominal, o un escáner torácico-abdomino-pélvico.

3) Biopsia ganglionar

Se realiza según la etiología y el grado de evolución. Permiten un estudio inmunohistoquímico y bacteriológico.

EVALUACIÓN DE LAS ADENOPATÍAS


Al examinar el historial médico, el examen físico y la ubicación, los pacientes se pueden clasificar según unos algoritmos aceptados para evaluar la linfadenopatía. [1] Estos indicadores conducen a un diagnóstico relativamente rápido y eficaz. Después de completar el historial y el examen físico, la linfadenopatía se clasifica en tres categorías:

1. Diagnosticada. Como la causada por una faringitis estreptocócica o infecciones del tracto respiratorio superior, que involucra el tratamiento de la afección.

2. Sugerente. Como una mononucleosis, un linfoma o el VIH, en los que se realiza una prueba de diagnóstico específica que coincide en gran parte con el historial y el examen físico; y, si es positiva, se trata la afección.

3. Inexplicada. Se trataría de distinguir entre una linfadenopatía generalizada y localizada. Para la linfadenopatía localizada inexplicada, una revisión del historial, el examen local de los ganglios y las pruebas de diagnóstico ayudan a distinguir entre pacientes con menor riesgo (sin riesgo de malignidad o enfermedad grave) y aquellos con mayor riesgo.

Si el paciente no tiene riesgo de malignidad o enfermedad grave, es razonable observarlo durante tres a cuatro semanas para ver si la linfadenopatía se resuelve o mejora. Si mejora, el médico puede seguir observando. Si la linfadenopatía no se resuelve ni mejora, el siguiente paso es obtener una biopsia. Si se determina que el paciente tiene riesgo de malignidad o enfermedad grave, se realiza una biopsia inmediata. [5]

El segundo paso en la evaluación de la linfadenopatía generalizada inexplicada implica una revisión detallada de las pruebas epidemiológicas, para averiguar una exposición a enfermedades infecciosas, mordeduras de animales, picaduras de insectos, viajes recientes, historial completo de medicación, hábitos personales (tabaquismo, consumo de alcohol, consumo de drogas principalmente intravenosas, comportamiento sexual de alto riesgo, y consumo de alimentos crudos o agua no procesada.

En la siguiente tabla se muestra una guía que puede orientar al diagnóstico en ciertos casos de exposición:

Exposición Diagnóstico
Gato Enfermedad por arañazo de gato, toxoplasmosis.
Carne poco cocida Toxoplasmosis
Picadura de garrapata Enfermedad de Lyme, turalemia.
Tuberculosis Adenitis tuberculosa
Transfusión de sangre o trasplante reciente Citomegalovirus, HIV.
Comportamiento sexual de alto riesgo HIV, sífilis, virus del herpes simplex, citomegalovirus, infección por hepatitis B.
Uso de drogas intravenosas HIV, endocarditis, infección por hepatitis B
Cazadores, tramperos Tularemia
Pescadores, pescaderos, trabajadores de mataderos Erisipela


Adenopatía poplítea (rodilla)


PASOS PARA EVALUAR LAS LINFADENOPATÍAS


Paso 1: Historia clínica. El médico comienza recopilando información sobre los antecedentes de salud del paciente, los medicamentos que toma, los viajes que ha realizado y cualquier exposición a infecciones. Esta información puede ayudar al médico a determinar la causa de la linfadenopatía.

Paso 2: Examen físico. El médico palpa los ganglios linfáticos para determinar su tamaño, forma y consistencia. Los ganglios linfáticos agrandados pueden ser indicativos de una infección, un trastorno autoinmune o un cáncer.

Paso 3: Diagnóstico de enfermedad benigna o autolimitada. Si la linfadenopatía es pequeña, no dolorosa y no está asociada con ningún otro síntoma, es probable que se deba a una causa benigna. En estos casos, el paciente puede no necesitar ningún tratamiento.

Paso 4: Considerar causas diversas o inusuales. Si la linfadenopatía no se puede atribuir a una causa benigna, el médico puede considerar otras causas, como una infección rara o un trastorno autoinmune.

Paso 5: Revisar los factores de riesgo de malignidad. El médico puede revisar los factores de riesgo de malignidad, como la edad, el sexo, la raza y la ubicación de los ganglios linfáticos afectados.

Paso 6: Pruebas específicas. Si el médico sospecha que la linfadenopatía se debe a un cáncer, puede solicitar pruebas específicas, como un análisis de sangre, una biopsia de ganglio linfático o una tomografía computarizada.

Paso 7: Tratamiento. El tratamiento de la linfadenopatía depende de la causa subyacente. El tratamiento puede incluir antibióticos, medicamentos para el tratamiento de trastornos autoinmunes o quimioterapia. [6]

RAZONES PARA LA VISITA AL MÉDICO


Los principales síntomas que conducen a las personas a consultar al médico cuando padecen de adenopatía son, por orden de frecuencia: dolor de garganta, glándulas linfáticas hinchadas, tos, dolor de oídos, tumor o bulto en el cuello, síntomas de resfriado, cuello hinchado, dolor de cabeza, dolor de cuello, dolor o malestar general, dolor abdominal, calambres o espasmos, dolor facial, lumbalgia, incomodidad, síntomas en el brazo, vómitos, dolor de espalda, dolor pélvico, acumulación de líquido debajo de la piel, fiebre, dolor en el pecho, decoloración o pigmentación anormal de la piel, hipoacusia, dolor o sensibilidad en la mama, hinchazón de la piel, congestión nasal, movimiento del cuello limitado o rigidez, dolor en el brazo, sensación de malestar general, tos con sangre, dolor en la piel, bulto o tumor en el brazo, mandíbula hinchada, bulto en la oreja, herpes labial en los labios, desasosiego, y verruga o úlcera vulvar.

Las estadísticas sobre la linfadenopatía no son precisas, ya que la mayoría de los casos son causados por enfermedades no notificadas que no se tienen en cuenta. Esto lleva a un sesgo o desviación estadística hacia las causas de linfadenopatía como tumores malignos, VIH, tuberculosis e infecciones de transmisión sexual (ETS). Según la literatura médica, menos del 1% de las personas con linfadenopatía tienen una enfermedad maligna, principalmente leucemia en niños más pequeños, linfoma de Hodgkin en la adolescencia, linfoma no Hodgkin y leucemia linfocítica crónica en adultos.

La prevalencia global de enfermedad maligna es de un 0.4% en pacientes menores de 40 años y aproximadamente un 4% en aquellos mayores de 40 años que acuden a la atención primaria.

MEDICAMENTOS QUE PUEDEN CAUSAR ADENOPATÍA


Algunos medicamentos causan específicamente linfadenopatía (por ejemplo, la fenitoína [marca comercial Dilantin]), mientras que otros, como las cefalosporinas, las penicilinas o las sulfonamidas, tienen más probabilidades de causar un síndrome similar a la enfermedad del suero, con fiebre, artralgias y erupción cutánea, además de linfadenopatía.

Otros medicamentos que pueden causar reacciones que den lugar a adenopatías son: alopurinol, atenolol, captopril, carbamazepina, hidralazina, penicilina, primidona, pirimetamina, quinidina y Sulindac. [3]

CONCLUSIONES


la linfadenopatía es un hallazgo común en los exámenes médicos que, aunque puede ser motivo de preocupación, en la mayoría de los casos no está relacionada con enfermedades graves. La evaluación adecuada se basa en una comprensión profunda de la función y ubicación de los ganglios linfáticos, así como en una revisión del historial médico y un examen físico detallados. La elección de pruebas y procedimientos se guía por algoritmos establecidos y pruebas clínicas específicas.

La mayoría de las linfadenopatías se resuelven por sí solas, pero es fundamental realizar un seguimiento cuidadoso en caso de persistencia o empeoramiento. En casos de linfadenopatía generalizada inexplicada, se buscan posibles causas infecciosas y epidemiológicas, y se realizan pruebas específicas según sea necesario.

La biopsia de un ganglio linfático anormal es la opción final si otros enfoques no proporcionan un diagnóstico claro. Aunque los casos de enfermedad maligna son raros, es importante abordar y evaluar adecuadamente la linfadenopatía para garantizar la salud y el bienestar del paciente.

Fuentes: