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Adenopatía reactiva: causas, síntomas y tratamiento

Inflamación de los ganglios linfáticos como reacción a una causa.

Adenopatía reactivaUna adenopatía reactiva es una inflamación o agrandamiento de uno o más ganglios linfáticos. Estos ganglios son pequeñas estructuras que forman parte del sistema linfático, una parte vital de nuestro sistema inmunológico. Actúan como filtros para eliminar sustancias extrañas, como bacterias y virus, del cuerpo. Básicamente, es la forma en que nuestros ganglios linfáticos nos dicen que algo está ocurriendo en nuestro cuerpo y que el sistema inmunológico está en acción. Los ganglios linfáticos son como centinelas que detectan cualquier cosa inusual y desencadenan una respuesta para combatirla. [1]

Causas de la adenopatía reactiva


Las adenopatías reactivas se producen como respuesta a una infección, lesión o enfermedad en el cuerpo. Las causas más comunes son infecciones virales, como un resfriado o la mononucleosis. También pueden ser causadas por infecciones bacterianas, infecciones fúngicas o enfermedades autoinmunes. Cuando nuestro cuerpo se enfrenta a la infección, como la provocada por un resfriado común o una faringitis, los ganglios linfáticos cercanos al área afectada pueden aumentar de tamaño y volverse sensibles al tacto. Esto se debe a que contienen células especializadas, como los linfocitos, que luchan contra los invasores y ayudan a eliminarlos del cuerpo. Además, los ganglios también pueden inflamarse en respuesta a procesos inflamatorios no infecciosos, como alergias o enfermedades autoinmunes. [2]

Síntomas comunes


La adenopatía reactiva suele manifestarse a través del agrandamiento de los ganglios linfáticos, lo que puede notarse como pequeñas protuberancias debajo de la piel. Estos ganglios pueden ser sensibles al tacto y causar molestias, pero en la mayoría de los casos no suelen ser dolorosos. Además, es posible que experimente otros síntomas relacionados con la causa subyacente, como fiebre, dolor de garganta o secreción nasal en caso de una infección. A veces se pueden palpar, especialmente si están cerca de la superficie de la piel. En ocasiones, la piel sobre el ganglio inflamado puede volverse roja o caliente. [3]

¿Cómo se diagnostica?


El diagnóstico de la adenopatía reactiva generalmente se basa en la historia clínica del paciente, el examen físico y, en algunos casos, pruebas de laboratorio como análisis de sangre, radiografías o biopsias de los ganglios afectados. Es importante identificar la causa subyacente de la inflamación de los ganglios para garantizar el tratamiento adecuado. Si la causa es una infección bacteriana, por ejemplo, el médico podría prescribir antibióticos. Si se trata de una inflamación debido a una enfermedad autoinmune, se pueden considerar tratamientos específicos para controlar la respuesta del sistema inmunológico. Si nota un ganglio linfático inflamado, es esencial que consulte a un médico. Así podrá realizar una exploración física y le preguntará sobre sus síntomas y antecedentes médicos. Las pruebas de laboratorio que pueden ser solicitadas incluyen: hemograma completo, prueba de velocidad de sedimentación globular (VSG), prueba de proteína C reactiva (PCR), cultivo de bacterias, cultivo de virus, cultivo de hongos, prueba de anticuerpos contra virus como el VIH, el virus del papiloma humano (VPH), el de la hepatitis B o el de la hepatitis C. [4] [5] [6]

¿Cuándo debe preocuparse?


En la mayoría de los casos, la adenopatía reactiva es una respuesta normal y temporal del sistema inmunológico y desaparecerá una vez que la causa se haya resuelto. Sin embargo, existen casos en los que es importante consultar a un médico. Si los ganglios linfáticos continúan agrandándose con el tiempo, son extremadamente dolorosos, están fijos en su lugar, o si experimenta síntomas preocupantes como pérdida de peso inexplicada, es recomendable buscar atención médica para descartar posibles problemas subyacentes más serios.

Tratamiento


El tratamiento de la adenopatía reactiva depende de la causa subyacente. Si es debido a una infección, su médico podría recetarle antibióticos, antivirales, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o corticosteroides. En muchos casos, no se requiere tratamiento específico, ya que la inflamación desaparecerá por sí sola una vez que la causa subyacente se haya resuelto. Sin embargo, es vital seguir las indicaciones de su médico y realizar un seguimiento para asegurarse de que todo esté bien. En algunos casos, puede ser necesario realizar cirugía para extirpar los ganglios linfáticos afectados. La cirugía se realiza generalmente cuando las adenopatías son grandes, dolorosas o están causando otros problemas. [7]

Prevención


La mejor manera de prevenir las adenopatías reactivas es mantener un sistema inmunitario fuerte. Esto se puede lograr comiendo una dieta saludable, haciendo ejercicio regularmente y durmiendo lo suficiente. También es importante vacunarse contra las enfermedades que pueden causar adenopatías, como la varicela, el sarampión y la rubéola.

Conclusión


La adenopatía reactiva puede ser una respuesta natural del cuerpo a diversas afecciones. Aunque suele ser inofensiva, es esencial que se mantenga informado y busque atención médica para descartar problemas más graves. Los ganglios linfáticos están ahí para protegernos y recordarnos que nuestro sistema inmunológico está en acción, trabajando arduamente para mantenernos saludables.

Fuentes:


6. Gaddey, H. L., & Riegel, A. M. (2016). Unexplained lymphadenopathy: evaluation and differential diagnosis. American family physician, 94(11), 896-903. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5392555/
7. Sahai, S. (2013). Lymphadenopathy. Pediatrics in review, 34(5), 216-227. https://publications.aap.org/pediatricsinreview/article-abstract/34/5/216/34794/Lymphadenopathy